Mi trayectoria investigadora se vertebra en torno al estudio del uso de la lengua en contextos tan diversos como la literatura (especialmente el teatro irlandés), la política y los medios de comunicación. Como becaria de investigación, primero, y más tarde Profesora Titular y Catedrática de Universidad, en 25 años de trabajo he procurado aunar mi interés académico por la relación entre el lenguaje y el género, la lingüística crítica, el análisis crítico del discurso, la lingüística de corpus, y conceptos clave desarrollados en el marco de la gramática sistémico-funcional como son la transitividad, la modalidad y la evaluación; todo ello a fin de llegar a identificar y comprender las estrategias empleadas por los hablantes a la hora de representar discursivamente sus mundos interior y exterior, los actantes sociales a los que se refieran, y así poder construir su propia identidad y su visión de la de los demás.
Con tales objetivos, mis publicaciones se han planteado aplicar y, en ocasiones, si fuera necesario, refutar algunas teorías ya establecidas. Ése es el caso del llamado “generolecto femenino”, cuya naturaleza es cuestionable según se concluye de la observación de diversos ejemplos reales; de la taxonomía de los procesos y los roles de Halliday, que se proyecta como una clasificación más exhaustiva y más preciosa basada en criterios sintácticos, semánticos y pragmáticos; o de las categorías de evidencialidad, modalidad epistémica y modalidad deóntica, con lo que ello implica de remodelación de la metafunción interpersonal.
Todo ello se ha podido desarrollar felizmente, en parte, gracias a la participación en dos proyectos de I+D+i de 2007 a 2011, la dirección de uno desde enero de 2012 a diciembre de 2015, y la co-dirección de otro desde 2016 a 2020.
De 2005 a 2014, etapa que considero de madurez y consolidación de mi actividad investigadora, publico un importante número de trabajos en los que me valgo de herramientas informáticas como AntConc, Wmatrix, Wordsmith Tools o UAM CorpusTool para descubrir los patrones léxicos, sintágmaticos y evaluativos presentes en textos de toda índole. Así, con una metodología basada en corpus he podido demostrar, por ejemplo, cuáles son las metáforas conceptuales propias de determinados tipos de discurso, a resultas de lo cual es posible sacar conclusiones sobre el modo como quedan impresas en el uso diario de una lengua las marcas de las relaciones de poder y solidaridad establecidas verbalmente entre las personas que dicen comunicarse; y también descubrir el rastro de voluntades, intenciones veladas e imposiciones en las expresiones lingüísticas que vamos hilvanando en cada una de nuestras actuaciones discursivas.
Siguiendo esta línea de trabajo, en el futuro a medio y largo plazo me planteo profundizar en los aspectos mencionados arriba, conjugar la investigación cualitativa con la cuantitativa para poder inferir y no sólo describir, e intentar desentrañar algunos entresijos de la comunicación multimodal a la vez que continúo mi colaboración en equipos con una clara vocación de transversalidad. De hecho, a partir de 2016 en adelante, he trabajado en otro aspecto clave de la función interpersonal del lenguahe: la llamada appraisal theory. Lo he hecho en el marco de un proyecto I+D+i de la convocatoria de Retos de la Sociedad, entorno al que se reúne un equipo multidisciplinar formado por politólogos, ingenieros informáticos, psiquiatras y analistas del discurso. Su título (“Nutcracker: Sistema de detección, rastreo, monitorización y análisis del discurso terrorista en la red”, FFI2016- 79748-R) resume claramente nuestros objetivos. La continuación del mismo se verá plasmada en un proyecto relacionado, titulado “Discursos radicales en la red: Detección, análisis y herramientas para la prevención y la desradicalización” (A-HUM-250-UGR18).
De ese modo, podremos trabajar tanto en la identificación de los rasgos clave de las narrativas del extremismo como en aquéllas que puedan servir para desmontarlo.